¿POR QUE LO HACES?









Acabamos de terminar la etapa asiática. Pensábamos desde el comienzo que sería la más dura de todas, pero ha resultado apasionante. Desde nuestra mirada occidental, las condiciones logísticas han estado en ocasiones, muy por debajo de lo esperado, pero hoy, solo unos días después, pierden toda su importancia y solo quedan en la memoria, como anécdotas divertidas.
Creo que tardaremos algún tiempo en integrar todo lo que nos está pasado, la tecnología de los medios de transporte, parece ir más rápido que nuestra conciencia. Creo que aún durante mucho tiempo, seguirán vivas en nosotros muchas de las experiencias que hemos pasado. Quizás alguna otra, nos acompañe para siempre.

Hay una pregunta que una y otra vez me repiten los amigos, la familia y también mucha de la gente que hemos conocido en estas semanas ¿Por qué hacéis esto? ¿Porque abandonáis la comodidad de vuestra vida diaria y os gastáis un montón de dinero en hacer un viaje como este?.

Yo no puedo contestar por los demás, imagino que cada cual deberá reflexionar sobre sus propias motivaciones. Para ser sincero, difícilmente puedo hacerlo por mi mismo, pero lo intentare.
Para mí, este es un viaje épico.
Me gusta imaginarme como uno de los tripulantes de las carabelas que cruzaron el atlántico
Me gusta imaginar que dentro de 100 años, alguien hablará de lo que estamos haciendo
Me gusta imaginar que cuando sea anciano, algunos jóvenes me preguntaran y yo les contare orgulloso.
Me gusta imaginar que servirá, aunque solo sea un poco, para cambiarlo este mundo loco.
Me gusta imaginar que puedo hacer algo interesante con mi vida


Pero no solo hago este viaje por lo que imagino. También lo hago por las cosas que percibo al caminar de un país a otro.
Veo que muchos nos miran con indiferencia, para ellos no estamos allí.
En la mirada de otros solo veo curiosidad, les parece divertido ver ese grupo de gente extraña.
Pero en la mirada de unos pocos veo la esperanza, y quiero interpretar que es del mismo tipo que la mía.
Esperanza en un mundo diferente, en un mundo sin violencia y en que juntos podremos construirlo.
Y al ver la esperanza en su mirada, crece en mi mismo mi propia esperanza y me siento fuerte y radiante.
Es en esos momentos cuando me siento profundamente agradecido, y no puedo imaginar un sitio mejor para estar que este.
Y entonces la pregunta se da la vuelta, y soy yo extrañado el que le pregunta al mundo, ¿Cómo es que no estáis caminando con nosotros?

Luis Silva

A LAS ANGELES DE MOSCU: GRACIAS, GRAZIE, MERCI, THANK YOU …




Puede que seamos “buena gente” o simplemente que tengamos mucha suerte, pero el caso es que por todos los sitios donde vamos, encontramos gente maravillosa que nos ayuda y nos emociona.

En Moscu nuestros “ángeles” han sido Ana y Alejandra, del Instituto de America Latina (Academia de Ciencias Rusa).

Nos recibieron en el instituto con guantes, bufandas y gorros. Nos vino fenomenal porque llegábamos de la parte asiática sudando y sin nada de abrigo. Inmediatamente se ofrecieron para solucionar todos nuestros problemas: las cintas que faltaban para la cámara de video, los folios, el descongestionador nasal, las traducciones, hacer un poco de turismo…

Al día siguiente las cosas se nos complicaron. Moscu es enorme y nos resulta difícil medir los tiempos, así que llego la hora de marcharnos sin tiempo para volver a verlas. Ya en la entrada del tren para San Petersburgo (un largo viaje nocturno de 8 horas), aparecieron de repente cargadas de todo; agua, bocadillos, fruta… y hasta toallitas para lavarnos las manos después de comer.

Hemos comido y dormido estupendamente

Gracias, muchísimas gracias en nombre de todo el Equipo Base de Europa.


PD.- Muchas gracias también a Elena, el otro ángel que desde Sevilla, nos va facilitando los contactos y abriéndonos camino.

LA MAGIA DE LA MARCHA 3. PASÓ EN CITY HALL

Continuamos con nuestra agenda tras acudir a Yongsan, donde los activistas de la ciudad se concentraron en un emotivo acto, en protesta por la muerte de 5 personas en un incidente ocurrido con la policía al intentar desalojarlos de sus viviendas. La brutalidad de la especulación inmobiliaria parecía estar detrás de lo ocurrido.
Nuestro siguiente acto era algo “liviano”. Meditación y danzas en el parque de City Hall.

Alguien nos avisó. A escasos 100 metros de nosotros, algo estaba ocurriendo. La policía rodeaba a 3 personas formando un minúsculo círculo entorno a ellas, del que no se podía salir ni entrar. ¿Qué esta pasando?, ¿Quiénes son?, ¿Dónde está la traductora de Coreano? Es difícil moverse en una ciudad que no conoces, con un idioma extraño y siendo además los invitados de otras organizaciones.

Ingles, español, coreano, carreras y al fin nos enteramos. Eran familiares de las víctimas de Yongsan, que acudían a la actividad convocada. La policía los retenía argumentando el “robo de un celular”. Parece que era una técnica habitual, que pretendía que no se mezclasen con otra gente, para evitar extender el conflicto. Alguien susurro que no pocas veces, estas “retenciones” acababan con ellos en comisaría.


Algunos continuaban en el parque con la danza y la meditación. El organizador local no quería que nos inmiscuyésemos, para evitar conflictos con la administración. A nosotros no nos parecía bien dejarlos allí ¿Qué clase de no violencia es esa, que medita y danza mientras agreden a nuestra gente? Decidido, no nos vamos de aquí.

No está Miky, ni Rafa, ni Marco, ni Toni y yo me siento responsable del grupo. No quiero que detengan a nadie ni molestar a los organizadores locales, pero tampoco estoy dispuesto a irme, no estoy marchando por el mundo para mirar para otro lado cuando violentan a los que me rodean. Las “abuelas” vuelven a darme una lección. Montse con sus mas de 70 años, pone cara de santa y se salta el cordón policial para abrazar a los detenidos, detrás va Liliana con mas de 60, cara de malas pulgas y una mirada que me deja claro que no se va a retirar. También se salta el cordón policial.

Animo a los pocos que estamos, a que rodeemos a la policía cogidos de las manos, hablo a gritos en castellano para que comprendan que somos extranjeros, quizás eso evite más conflictos. Con la pancarta extendida casi conseguimos rodear el cordón. Uno de los monjes Zen, habla aparte con alguien que parece ser el responsable.

Los policías son muy jovencitos pero están bien entrenados, no hablan, no se mueven y permanecen impertérritos ante cualquier demanda. Llega otro autobús con refuerzos, pienso que si se deciden a “cargar” serán tres para darnos bofetadas a cada uno de nosotros. Ya no se me ocurre ninguna otra estrategia y esos “cafres” de la danza, siguen dando saltitos a doscientos metros de nosotros, sin darse cuenta de la situación. No se como va a acabar este asunto.

En un segundo todo se desencadena. Ante una señal, el cordón se disuelve y todos los policías salen disparados hacia sus autobuses entre el desconcierto y los gritos de los asistentes. Alguien ha debido ordenarles que se retiren… ufff menos mal que son obedientes.

Abrazos, llantos, agradecimientos. Los retenidos nos aseguran que ha sido gracias a nuestra presencia y que de otro modo hubiesen acabado llenos de golpes, como en otras ocasiones. Todos estamos nerviosos y emocionados.

Todo ha acabado bien, no se de que manera, pero parece que esa cosa mágica que acompaña a la marcha ha vuelto a influir en los que nos rodean.

Luis Silva




TEMPLOS DE BUDISMO ZEN




Durante nuestra estancia en Corea, nos alojamos en templos de los Monjes Budistas Zen. Son lugares preciosos y muy tranquilos, con instalaciones un poquito espartanas, pero suficientes para nosotros.
A nuestra mirada occidental le sorprendían los edificios de madera labrada al estilo oriental y las habitaciones vacías. No hay nada, excepto una especie de colchón y algo parecido a un edredón, que al levantarse por la mañana quedaba recogido y guardado en un armario, que se integra en la pared.

Los monjes siempre sonríen y transmiten un excelente “clima” y a diferencia de los representantes de las religiones más habituales de occidente, en ningún momento intentaron “adoctrinarnos”. Más bien, agradecieron nuestra presencia y en varios casos se sumaron activamente a las acciones que impulsamos con la Marcha.

Luis Silva

EL CATETO DE OCCIDENTE



Como un buen cateto occidental, antes de llegar aquí, no sabía nada de Corea. Recordaba que en Seúl se celebraron unos juegos olímpicos en 1988 y que andaban siempre con tensiones militares, entre los del norte y los del sur, o sea nada. Para ser sincero era peor que nada, porque la única imagen que me venia de esta cultura, era la proveniente de las películas de guerra americanas. Imaginaba a unos agricultores con gorros de paja, que caminando en zapatillas de esparto, recogían arroz y en algunos casos, trabajaban en grandes fábricas de productos electrónicos de baja calidad.

Mi llegada a Seúl rompió un poco más, el etnocentrismo en que tradicionalmente nos educamos los europeos. Chicos viendo la televisión en el metro con sus móviles, secamanos en los wc con música clásica, pantallas publicitarias en la calle de 10 x 20 mt, un tráfico silencioso y ordenado y unas calles limpísimas en las que da pudor tirar un cigarrillo.

Corea tiene una economía muy desarrollada, con cualificados profesionales y una de las tasas de alfabetización más altas del mundo.

Incluso en las zonas rurales donde efectivamente se cultiva mucho arroz, se percibe con claridad el desarrollo tecnológico y la pulcritud en la estructuración de los ámbitos.

Si está presente la preocupación por la división de la península. El norte, con una dictadura que se autodenomina marxista y el sur que pude visitar, en primera línea del capitalismo. Ellos se perciben como una sola cultura y hacen responsables de la guerra civil que los dividió hace más de 50 años a las grandes potencias que los utilizaron como peones, en el juego de sus intereses.

He visto a una gente con un trato extremadamente sensible y educado, que se ha ocupado de nosotros desde el primer momento.

He creído entender que aspiran a continuar desarrollándos,e como la cultura que comenzase hace ya 5.000 años. No me parece que necesiten a ningún “Rambo” de una u otra parte, que venga a “salvarlos”.

Luis Silva

BUENO PARA COMER





El antropólogo Marvin Harris decía, que los alimentos que prefiere cada cultura, son aquellos que presentan una buena relación de costes y beneficios prácticos.

Probablemente esto sea cierto, pero en el caso del Equipo Base, ocurre que vamos cambiando cada 48 horas de cultura y sin darnos tiempo entender a la primera, ya estamos en la siguiente.

Os cuento esto para hacer referencia a la cantidad de “porquerías” con perdón, que estamos comiendo. Cositas que parecen cortezas de árbol, cositas violetas, verdes, amarillas, sopas de textura desconocida, rodajas de cosas que ni podemos pronunciar, algo parecido a carne envuelto en una hoja…

Este viaje nos está volviendo muy internacionales y mis sufridos compañeros y yo, ya no nos ocupamos tanto de saber el nombre de lo que comemos o de buscar el equivalente en nuestra cultura de origen. A estas alturas solo nos da para preguntar ¿pica o no pica? Y si no pica, se pasa la voz al resto y todos lo comemos.

Estamos pues al inicio, de lo que en un futuro se conocerá como "la revolución del sincretismo culinario" o dicho de otro modo, allí donde llegues come de lo que hay, siempre que no pique claro.

LA PRENSA EN COREA




Las cosas nos van fenomenal en Corea. Después de la Marcha por la zona desmilitarizada que os conté ayer, hoy hemos tenido dos largos artículos en la prensa de por aquí (parece que hay un tercero en ingles que aún no he visto).
Ahí os mando los recortes y para los que no sabeis coreano os sintetizo la noticia:
Los chicos/as del Equipo Base son una gente estupenda, a la par que alegres, guapos/as y divertidos. Recomendamos a todos los países por donde aún tienen que pasar, que les preparen un alojamiento adecuado (limpio, calentito, con conexión a interner y ducha), al menos una comida al día (sin excesos) y que regulen las agendas locales, teniendo en cuenta no hacerlos currar más de 8 0 10 horas al día
(no es una traducción literal, sino más bien una interpretación de lo publicado)

COREA: ZONA DESMILITARIZADA






A la izquierda un frondoso bosque verde, ocre y amarillo. A la derecha, una frondosa alambrada de espinos. En el centro, nosotros avanzando despacio por un camino de tierra, en la zona “desmilitarizada” entre las dos Coreas.

Nos dicen que es la primera vez en 56 años que un extranjero entra en este lugar. Nos han advertido que los militares de uno y otro lado nos vigilan y que no debemos hacer fotos.

Caminamos despacio, contentos, rodeados de amigos pacifistas y no violentos de Corea, que nos explican lo sucedido en su país.

En este caso fueron las “ideas”, en otros fue la “religión”, la “raza” o quien sabe que otra justificación. En todas las partes del mundo se repite la misma secuencia aburrida y terrorífica. La violencia de los poderes políticos se impone sobre la voluntad de los pueblos, adornándose de estúpidas argumentaciones.

Y nosotros aquí, unos poquitos humanistas diciendo a unos y otros, que el único futuro posible pasa por la no violencia, respetando la voluntad de los pueblos.

No se si servirá para algo, pero estamos felices caminando junto a nuestros amigos.

NUESTRO PASO POR LA INDIA DE GANDI

Cuando llegamos a la India, sentí por unas horas que el desaliento pudo conmigo. Después de un alojamiento en Nepal que era peor de lo que nunca encontré en África, nos enfrentamos en Delhi, a un calor húmedo y a una ciudad enorme e intransitable. El alojamiento eran dos enormes habitaciones con unas 20 camas cada una, en donde dormían la gente del equipo base y otros indios que no conocíamos y para colmo, los baños se parecían demasiado a los de Nepal. Por si fuese poco, no me dejaban fumar.

Me levante muy temprano, salí del recinto para no ofender a nuestros anfitriones y en la calle encendí un cigarrillo. Un señor que hacia las veces de vigilante y que había dormido en la entrada envuelto en una sábana, se me acerco, con ganas de conversar. En muy poco ingles y algo de francés me explico que “eso” donde nos alojábamos, eran las antiguas oficinas de Gandhi en la ciudad y que por eso el edificio tenía el nombre de su mujer, “Kasturba”.

Mi clima cambió por completo. Allí, en ese jardín había paseado el Mahatma, por ese suelo, bajo esos mismos árboles. Fue el comienzo de nuestro apasionante viaje por la vida de este gran hombre.

Por la tarde visitamos conmovidos el lugar donde quemaron su cuerpo, mientras en la marcha nos acompañaba un conocido actor de Bollywood perfectamente caracterizado. La carga emocional fue tanta, que un transeúnte se le acercó, toco sus manos y sollozando le susurraba “bapu” (padre).

Por la noche pudimos conocer a una de sus descendientes que es la directora de una fundación que lleva el nombre de Gandhi y se ubica en el lugar exacto donde lo mataron. Nos honró obsequiando a cada miembro del equipo base, con unos pañuelos elaborados con el mismo tipo de rueca que popularizo el Mahatma en su lucha contra los ingleses. Vimos el sitio exacto donde le dispararon, y sus últimos pasos, resaltados hoy con figuras de cerámica, de camino a su lugar de oración pública diaria.











En Bombay finalizó nuestra aventura visitando su casa, donde aún se conservan sus muy pocas pertenencias personales. Sus zapatillas, la rueca, el colchón, su vasija para comer.

Una verdadera sobredosis de emoción, para los que tanto hemos aprendido con este hombre. Por cierto que no volví a pensar en los desastrosos baños.

KATMANDU en el corazón









Marchamos y marchamos desde las 7 de la mañana por esta maravillosa ciudad y sus alrededores. Fuimos a Panauti y otros varios lugares de los que no puedo recordar el nombre.

Acabamos agotados de caminar, de saludar y de abrazar a todos. Nos trataron maravillosamente y nos quedamos con ganas de pasar varios días aquí.
Este lugar es maravilloso y cargado de emoción.

Ojala podaís venir a verlo

Haciendo el tonto por Abu Dhabi



Los prodigios de las empresas modernas, hicieron que la forma más barata para viajar de Manila a Katmandú, fuese pasando por Abu Dhabi. Un viaje larguísimo que nos retuvo como 9 horas en los Emiratos Arabes y ya que estábamos allí aprovechamos para visitar la ciudad y dejar constancia de la presencia de parte del Equipo (otra parte se marcho para Banglades).

Aquí nos tenéis haciendo el tonto por la ciudad. Por cierto que es hipermoderna, dicen que hace solo 10 o 15 años era solo un desierto. Se nota que a los de los petrodolares les sobra el dinero. El problema será pasar mañana de aquí a la pobreza de Nepal.

Manila esa ciudad tan extraña



Manila es una ciudad enorme. Dicen que tiene entorno a 14.000 millones de habitantes y a veces pienso que están todos en la calle tocando el claxon. Hay mucha contaminación y la circulación es imposible de entender. Probablemente los únicos que la comprendan, sean los chicos que hacen de taxistas con bicicleta y sidecar. Incluso nosotros, que gracias a la adhesión del Ayuntamiento nos trasladamos por la ciudad en furgoneta y escoltados por la policía (con sirena y todo), tardamos una hora cada vez que nos trasladamos a cualquier lado.
Sin embargo tiene cosas envidiables; puedes recibir un masaje por diez euros, comer por apenas dos y comprar un paquete de tabaco por sesenta céntimos. Todos sonríen y si cruzas tu mirada con la suya, se apresuran a saludar.
Ayer, participamos en una marcha por la ciudad y un grupo de muchachos del ejército marcho junto a nosotros. Habían hecho camisetas especialmente para el evento, y al preguntarle al “comandante”, nos explico emocionado, que su principal misión era defender la paz y promover la No Violencia y por eso se sumaron a la convocatoria. Extraña ciudad,donde la policía nos escolta, y los militares se declaran no violentos. Esperemos que cunda el ejemplo.

4 de la mañana en Manila (Filipinas)


Estamos en Manila hace unas horas. La recepción ha sido espectacular. Un periodista de la televisión filmo nuestra entrada desde antes de pasar por la aduana, y al menos 5 o 6 amigos han llegado con un autobús para ayudarnos a ir al hotel. Dos motoristas de la policía con la sirena encendida, paran junto al grupo y pienso que tendremos lío, pero no. Sonríen y se hacen fotos con nosotros, “han venido a escoltarnos”. A algunos de los más veteranos nos da la risa, “la policía escoltándonos”. Hasta hace solo un rato, cuando teníamos relación con las “fuerzas del orden” era para ponernos pegas, prohibirnos algo, quitarnos las banderas, detenernos… que maravilla, cuanto está cambiando todo.
Aquí hace como unos 30 º C y una humedad cercana al 80 % que hace que se empañen las gafas. Son las 4 de la madrugada, me he levantado un ratito antes que los demás, para ver si escribo algo. Hemos quedado a las 6 porque vamos a una ceremonia de que hay cerca del hotel.
Estoy en la recepción, no puedo escribir en la habitación para no despertar a Rafa así que he bajado. Un chico que debe ser el vigilante me dice algo creo que en “tagalo”. No entiendo nada, pero sonrio. Me he sentado en un banquito de madera frente a él, que trata de descansar tumbado en otro exactamente igual. Estoy añorando la temperatura de Sydney, pero algo me dice que aquí, todo será mucho más divertido.

Los pobres fumadores en la Marcha Mundial



Los fumadores del EB, que solo somos un pequeño y selecto grupo, tenemos una vida un poco más complicada que el resto de nuestros compañeros.
En Nueva Zelanda no se podía fumar en ningún local y en la Marae (alojamiento tradicional Maorí) donde dormíamos, tampoco. Según parece, es tierra sagrada de sus antepasados y no queríamos ofender a nadie. Si querías fumar, tenias que salir de la casa y alejarte unos metros, hasta donde tu vieses que más o menos ya no era sagrado y allí consumir tu dosis de nicotina, sin ofender a vivos ni muertos. De noche se complicaba un poco más, salir en pijama o calzoncillos a la mitad del campo, no es nada divertido.
En Australia ha sido aún peor. En Sydney, no se puede fumar ni en la playa. Por el paseo marítimo y la arena de BONDI, hay decenas de personas haciendo deporte. Sacar un cigarrillo parece casi un delito contra el medio ambiente.
Pero eso si, pides una cerveza sin alcohol y te dicen que “eso” aquí no existe. Y si preguntas por la 0’0 directamente empiezan a pensar que eres un tipo extraño.
En fin, de todas formas, uno de estos días había pensado dejar de fumar.